El mundo del folklore vuelve a estar en el centro de la polémica tras la denuncia contra Rubén “Kike” Oyola, acusado de ejercer violencia de género contra la madre de su hijo. El hecho, ocurrido hace tres meses, tomó estado público recientemente, sumándose a otros casos que han expuesto un preocupante pacto de silencio en el ámbito musical.
Días atrás, la denuncia contra Sebastián Gamoni, líder de la banda Ultravioleta, puso en discusión la violencia dentro del ambiente folklórico, y el caso de Oyola refuerza la urgencia de abordar esta problemática. Organizaciones como el Movimiento Música de Mujeres han alzado la voz en repudio a ambos casos y trabajan en la creación de espacios seguros para las artistas.
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Admisión en redes sociales
Tras la difusión de la denuncia, Oyola utilizó su cuenta de Facebook para reconocer su responsabilidad en el hecho. “Me toca vivirlo desde adentro. Cada uno sabe lo que hizo, yo desde mi lugar me hago cargo de la acción violenta hacia la madre de mi hijo hace tres meses atrás”, escribió en un posteo.
Si bien sus palabras incluyen un pedido de disculpas, el caso pone sobre la mesa la necesidad de un compromiso real por parte de la industria musical para erradicar las violencias de género y acompañar a las víctimas.
El Movimiento Música de Mujeres ya emitió un comunicado repudiando la situación y exigiendo medidas concretas para frenar estos abusos. Mientras tanto, la denuncia contra Oyola se suma a una serie de testimonios que revelan una problemática urgente en la escena folklórica.
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