Con una emotiva misa y una multitudinaria procesión, la comunidad católica de Santiago del Estero celebró la solemnidad de Corpus Christi, fiesta que resalta la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, y que cada año convoca a fieles de toda la diócesis. La ceremonia central fue presidida por el arzobispo monseñor Vicente Bokalic, quien durante su homilía ofreció una profunda reflexión sobre el sentido espiritual y social del compartir el pan consagrado.

“El pan que se parte es el acto más profundo de comunión y solidaridad”, expresó el prelado, al tiempo que subrayó que la acción de Jesús en la multiplicación de los panes no solo revela el milagro, sino también el llamado a vivir una fe encarnada en la generosidad y en el servicio a los demás. “Partir el pan es donar, es hacerse partícipe con los hermanos. Es una nueva forma de relacionarse con los otros”, remarcó.

Bokalic destacó que ese pan que Jesús ofrece “calma todas las hambres”, no sólo la material, sino también la del amor, la unidad, el perdón, la comprensión, la cercanía y la fraternidad. Y advirtió que no se trata de un alimento que alimente el individualismo o la indiferencia frente al dolor ajeno: “No es un pan que nos deja encerrados disfrutando solo de lo nuestro”, sostuvo, en referencia a las actitudes egoístas en una sociedad herida por guerras, exclusiones y desigualdades.

“El pan que se parte y se reparte generosamente, sin condición, es el pan de Dios para la vida del mundo”, afirmó el arzobispo, y llamó a los fieles a asumir la misión de ser “signo de esperanza” para los más necesitados, compartiendo desde lo poco, tal como hicieron los discípulos cuando Jesús les pidió alimentar a una multitud.

Finalmente, citó la carta de San Pablo a los corintios, en la que el apóstol cuestiona las divisiones dentro de la comunidad y recuerda la institución de la Eucaristía como un acto fundante de unidad. “Cuando se reúnen, lo que menos hacen es comer la cena del Señor, porque cada uno se apresura a comer su propia comida”, recordó Bokalic, para advertir que celebrar el sacramento sin espíritu fraterno es vaciarlo de sentido.

La jornada concluyó con una solemne procesión del Santísimo Sacramento, en la que cientos de personas expresaron su fe con cantos, rezos y gestos de devoción, reafirmando que la Eucaristía es, como definió el arzobispo, “el corazón de la vida cristiana y el impulso de toda auténtica transformación social”.

Por MDC INFO

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